CASAS HACIENDAS COMO PARTE DEL PATRIMONIO DE ICA


 TURISMO  En la Región de Ica hay muchas casas haciendas de diversos tamaños y estilos que funcionan como hoteles, restaurantes, bodegas vitivinícolas y centros culturales. Representan, no sólo la historia regional, sino la de todo el Perú. El estilo arquitectónico colonial de sus edificaciones resalta en la ciudad y expresan la cultura de los pueblos hispánicos y foráneos que vivieron hasta medianos del siglo XX. Las casas haciendas más conocidas son San José, Tacama, Matías Manzanilla, Vista Alegre, Casa de los Marqueses de Torre Hermosa, Ocucaje, Francisco Pérez Anampa, Quilloay, Casa del Estanco, Elías, Cabrera, Santiaguillo, Benavides, El Pajonal, Badaracco, San Juan, Hotel “Mossone”, El Carmelo y el Fundo Añamia, entre otras. La mayor parte de esas edificaciones tiene un uso turístico.

Las casas haciendas iqueñas son construcciones más características del agro peruano, cuyos orígenes están vinculados a los viñedos y olivares. Aunque a lo largo de los siglos variaron en sus formas y dimensiones, se puede decir que hay dos tipos de casas haciendas peruanas., definidas en función del material predominante en su construcción: la costera y la serrana. La primera combina la piedra y el adobe; la segunda tiene al barro, quincha o adobe, como materia fundamental.
Las casas haciendas no fue sólo la residencia del propietario, sino centro administrativo, depósito, eventualmente lugar de alojamiento de los forasteros. Su diseño suele ser austero, amplio, funcional, en armonía con la naturaleza que la rodea. Dentro de esa sobriedad, se permite algunos refinamientos: una capilla ornada con un altar de pan de oro, columnas que vuelven íntimos los patios, una galería de arcos que se abre a la campiña y hasta alambiques.
Ica fue tierra de haciendas y algunas de sus casas todavía subsisten, aunque buena parte de ellas fueron devastadas en los años posteriores a la reforma agraria del gobierno del general de división Ejército del Perú, Juan Velasco Alvarado.
La mayor parte de las casas haciendas que se mantienen en pie se conservan como patrimonio arquitectónico del pueblo iqueño.


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